Hay aspectos que llaman la atención, y es que en medio de la era digital nos cautiva y reconforta profundamente trabajar con nuestras manos, especialmente con materiales como el barro. Podríamos mencionar un auge notable en el interés por la cerámica. Cada vez nos resulta más satisfactorio experimentar cómo algo se transforma entre nuestros dedos, algo que no se asemeja a una pantalla, un botón o un control. Es algo que responde únicamente a nuestra propia presión, destreza, creatividad y, por supuesto, paciencia.