Para David Ballestar, todo empieza como un juego. Crear es su herramienta para comunicarse con el mundo que le rodea. Cambia de lugar las cosas, las transforma, las recrea. Todo lo que le rodea es susceptible al cambio, los objetos cotidianos mutan en sus manos sin esfuerzo. Un trozo de pan se convierte en zapato, la cera que recubre un trozo de queso se vuelve una vela con cabeza humana; un tormo de tierra es para él un universo infinito de posibilidades.